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jueves, 28 de noviembre de 2013

HIJOS DEL AZAR



Algunos hijos al asomar sus caras por las vulvas de sus madres reciben cálidos abrazos. Otros, certeros bofetones. Y el resto, ni una cosa ni la otra. 
Unos son llamados para ocupar nobles destinos. Otros se colocan donde pueden. Y el resto, forman masa. Los hijos del azar son lanzados hacia el futuro como si nadie hubiera planificado su caída. Los responsables esconden los dedos tras apretar los gatillos. Saben que el orden estricto solo se mantiene con la apariencia del caos. 
Si no soy hijo de un senador no tengo inmunidad. Si no soy ningún afortunado me pedirán algo más que sujetar mi desgracia. Si no nací con algo más que con lo puesto me mandarán a la guerra para que me gane el traje. Si el azar ha sido tacaño conmigo tendré que ser agradecido con los que me dejan migajas. Y si por algún extraño disparate me revelo ante el albur, sería deseable hacerlo cuando no tuviera nada que perder porque dejan clarito que sería lo último que haría. 
Algunos hijos vienen al nacer con panaderías enteras bajo los brazos. Otros, vienen con más hambre que con ganas de vivir. Y el resto, donde me incluyo, nos hemos comido el pan antes de nacer y, entre retortijones, nos pasamos la vida buscando un sitio donde cagar.        

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